· El tejido social y el rol de las universidades · La nueva responsabilidad social universitaria · La universidad, el posgrado y la investigación, su nueva articulación · Egresados y mercados laborales · La Universidad y su relación con los ODS, agenda 2030 La educación, en general, se reconoce como un elemento estructural de la vida social. No se ubica al margen de las dinámicas, los problemas y los procesos sociales sino que, en muchos sentidos, forma parte de ellos y se constituye en recurso para encontrar guías y alternativas. Le educación superior ofrece la etapa culminante de una formación que se pretende sea integral, contextualizada y corresponsable con las demandas de los entornos sociales en lo que se ubican los campus universitarios. No obstante, durante el periodo de dominio de las políticas neoliberales en México, se pretendió cambiar totalmente la vocación social de la universidad pública que, además, limitó fuertemente su crecimiento y expansión. La creación de numerosos centros de formación superior técnica y tecnológica, reflejó la preocupación por dar satisfacción a demandas de mercados industriales y de servicios en desarrollo, con una orientación instrumental que ha fijado su atención en la consecución de un lugar en los mercados de trabajo pero con poca preocupación por las respuestas a las demandas humanas en los entornos y en el propio crecimiento personal intelectual de los egresados. La responsabilidad social de las universidades públicas se vio diluida en diferente grado debido al énfasis de la formación técnica en demérito de la formación que se orienta a desarrollar la preocupación por la resolución de problemas y necesidades humanas. La ética se orientó al logro del éxito personal, que tiende a excluir la responsabilidad hacia el otro, en lugar de su orientación social para conseguir que los sujetos sean el centro de las acciones profesionales y científicas de los estudiantes. Debido a una vocación más bien individualista de la formación profesional de los estudiantes, se voltea poco a observar y examinar las condiciones de vida de las poblaciones necesitadas y excluidas; se piensa poco en la construcción de los proyectos útiles para conocer los contextos sociales y ecológicos afectados por las acciones de explotación de recursos de muy diversa naturaleza; también se pierde de vista la observación y la intervención con la participación de los habitantes de las numerosas poblaciones del país. Un factor que puede influir fuertemente en las deficiencias educativas de este nivel y su orientación social, puede estar relacionado con la excesiva carga de clases en aula y la limitada cantidad de cursos orientados a la exploración y conocimiento de la vida en las comunidades, barrios, colonias y ciudades. En cambio, hay un marcado énfasis en el conocimiento teórico-conceptual, útil y absolutamente necesario, pero que poco se orienta para ampliar el campo de visión del estudiante, el aprendizaje se constituye más como el manejo de una receta que como una manera de ampliar la visualización de los fenómenos que en la vida cotidiana tienen lugar frente a nuestros ojos. La universidad pública puede ampliar su red de aliados para cumplir los propósitos educativos que le son consustanciales, sin embargo, tiene que volcar más energías a vincular sus trabajos de enseñanza y aprendizaje con el conocimiento y la intervención en escenarios sociales, culturales, políticos y económicos. |